Así vivimos el partido en vivo…
¡Misión cumplida! En un partidazo Colombai aseguró el liderato del grupo D de Copa América, jugando un fútbol del más alto nivel contra Brasil, al que le empató 1-1 pero con personalidad, con carácter, con jerarquía.
Fue un primer tiempo trepidante, a la altura de dos grandes, un golpe a golpe divino. A los 8 minutos era James Rodríguez el primero que se animaba a rematar al arco, un tiro libre casi perfecto que no bajó a tiempo y rozó el travesaño.
Pero pecaba el 10 al regalar una falta y un tiro libre para un lujazo que Raphinha cobró con maestría, impecable a todo el ángulo del arco de Vargas, para el gol de Brasil a los 12 minutos. A él la pelota sí le bajó a tiempo…
Tuvo la revancha el zurdo, el gran protagonista nacional en el arranque, cuando en una rápida recuperación tomó un lindo pase entrando al área y le pegó de volea pero se le fue elevada. Y parecía que habría justicia para la buena reacción de la tricolor cuando Dávinson Sánchez aparecía a espalda de los zagueros y casi celebraba el empate, salvo porque el VAR pillaba un fuera de lugar tecnológico que se va a discutir por varios días: ¿tiraron las líneas sobre la figura de Córdoba, que no participa en la jugada, y no del anotador? Eso fue gol de Uruguay contra Estados Unidos. En fin, la eterna polémica de la interpretación.
Vendría la feria de las amarillas para Machado (la cosechó desde el pitazo en su duelo personal con Raphinha) y las dolorosas para Vinicius y Lerma, que lo saca a ambos de cuartos de final. El estelar brasileño tendría una clara ocasión entrando al área que parecía penalti de Muñoz pero que en el VAR resultó que no. Digámoslo con honestidad: ¡nos salvamos!
Y entonces era una herradura el área de Alisson Becker, con remates de Arias, de Ríos, de James y por fin, ante el asedio, el gol: desde el suelo le hizo el pase el 10 a Córdoba, le ganó el duelo el potente delantero colombiano a Marquinhos para habilitar a Muñoz y entró el lateral goleador de Colombia para el trabajadísimo 1-1 a los 45+2, justo antes del descanso, un desahogo, un grito que resonaba en Santa Clara, un acto de justicia pura.
Para el complemento se iba Machado por Mojica (desperdició su oportunidad) y venía un asedio esperable de Brasil, con Vinicius punzante, con un nuevo tiro libre de Raphinha que pasó besando el palo, con la innegable calidad individual de un rival necesitado.
Pero también eso lo hizo bien Colombia: aguantó primero y controló después, con paciencia y una presión alta notable, en la que dejaban la piel Ríos, Lerma, Arias y sí, James David, en un rol de recuperador verdaderamente conmovedor.
Tenía una ocasión clarísima Córdoba en una asociación de lujo de los colombianos que acabó en manos de Alisson, mismo final de la jugada a los 82 cuando a Carrascal le faltó potencia- Y lo increíble: una gran salida de Díaz acabó en el centro perfecto a Borré y el delantero la tiró a las nubes en las barbas de un vencido portero brasileño. Ay Rafa, después no pregunten por qué ha ido perdiendo la titularidad…
Y en el cierre fue clave Vargas, con doble atajada, fenomenal la de los 90+4 que arañó y sacó por arriba para sostener el empate.
Así Colombia cumplió. Y gustó porque hay que jugarle así a un Brasil necesitado, hay que sacrificarse así contra las individualidades del pentacampeón, hay que competir así para soñar con la final. Van tres partidos, faltan dos. Viene Panamá y evitamos a Uruguay.